La Gotina es el pueblo en los veranos donde después de comer y antes de la siesta olía a café recién hecho en una cafetera italiana que no podía más porque para esa hora ya llevaba como 2 o 3 tandas.

Mientras uno enjabonaba los cacharros y otro los aclaraba, se tomaba el café con la sintonía de El Tiempo de La 1 de fondo y mi amona siempre le echaba una gotina de aguardiente, «pa’ darle alegría — decía». Gotina, que no gotita, porque en Salamanca se dice así. Y yo le hice una botella porque era la mejor.

Este proyecto personal se ha gestado entre los años 2019 y 2021. El texto de la etiqueta está escrito del puño y letra de mi amona (abuela) Agripina y la funda está cosida a mano con el mismo tipo de tela, toile de jouy, de las cortinas de la cocina de la casa vieja.